Caminando, así lo conocí, en un barrio de Quilmes triste y color gris. El estaba rodeado de chapas, lo buscaba sin pensar, por las noches, por las madrugadas... La primera cita no hubo tanto que insistir, con un ramo de $20 me invitó a salir, viernes, sábados, solíamos estar, con el tiempo, te aseguro, que me estuve por casar.
Aún estás tan hermoso, tan delirante con tu acento de hombre fatal.
Cuando acercaba mi cabeza a su trono de cristal, reflejaba un gato alienado con pocas ganas de parar de tomar. Hoy ya no le sigo el paso, pero te engañaría si te digo que no lo extraño, no lo amo, y es por eso que vuelvo a Quilmes cada mes.
1 comentario:
"Tan delirante"... me imagino. Claro que te sigo, me identifican tus entrada :)
Publicar un comentario