Combatiré mi dolor, con tu calor.

Olvidemos lo que escuchaste, necesito tiempo para reordenar las palabras, es que son parte de historias con cuchillos, drogas y golpes directos al corazón, ¿Que podría pretender yo que vos esperes de mí?. Es que hay tantas cosas que me cuestan comprender, como saber si no eras vos lo que esperaba, ¿Cómo dejarte pasar?. Es que hay tantas cosas tuyas a las que me acostumbré, y aunque no lo creas te busco en los recitales, y cuando toquemos acordate de que ahí estaré, esperando el momento de verte. Realmente me gustaría morir en tus brazos, mirando tu cara, mientras mi voz desaparece. Aunque en estas marcas turbias no se divise lo mismo, hoy te veo y reconozco lo que amo y lo que admiro, porque verte no significa sufrir sino haber aprendido a renegar de la muerte, de la vida y su sentido, a extender la mano al cielo para saber que no es mio, a extender que somos libres y que siempre lo hemos sido. Nombres, oyes, nombres que corren solos, los soles se ponen y un día mirás para atrás y ves lo que lo que había para tí, y solo el sueño que te conté en secreto se vuelvo un tesoro, nuestro único y lleno de vida que discreto muere y desaparece junto a mí, y ya no queda nada más que decir.